Las veces que escuché esta joyita son ya incalculables. Conocí esta jam session apenas salió y durante muchos años, más que un buen disco de jazz fue para mi un lugar de "encuentro" y refugio.
Eran otros tiempos por supuesto, cuando el acceso a la música era más dificil, y sin duda por eso cada hallazgo se transformaba en pequeño y jubiloso culto que prolongabamos todo lo posible. A veces me pregunto si esa incansable vuelta sobre los sonidos conocido no tiene algo de "fort-da", cosa que me tiene sin cuidadeo porque a mí me sigue gustando como en el 68. Abrazo fuerte, Ignoto. Pincha
2 comentarios:
Las veces que escuché esta joyita son ya incalculables. Conocí esta jam session apenas salió y durante muchos años, más que un buen disco de jazz fue para mi un lugar de "encuentro" y refugio.
Eran otros tiempos por supuesto, cuando el acceso a la música era más dificil, y sin duda por eso cada hallazgo se transformaba en pequeño y jubiloso culto que prolongabamos todo lo posible. A veces me pregunto si esa incansable vuelta sobre los sonidos conocido no tiene algo de "fort-da", cosa que me tiene sin cuidadeo porque a mí me sigue gustando como en el 68.
Abrazo fuerte, Ignoto.
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Alegría mayor provoca, en mí, tu comentario pues describe mis sensaciones al respecto... más allá o más acá de lo que Don Freud diga al respecto.
La música del Mono [no se a vos, pero a mí me resulta imposible llamarle Enrique] nos marcó profundo y señaló caminos.
Aquel encuentro propicia este encuentro. Bienvenido el acaso promisorio.
Abrazo.-
PD: en el '68 todo era más difícil
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