El asesino abre las ventanas al cielo blanco No es invierno
no es verano
No es una estación intermedia el instante
Respira sin impedimentos sobre sus manos
Sus manos desaparecen
Dirige el aliento hacia arriba
Desaparecen sus ojos
Inspira y suelta el aire detrás de su cara
El aire deshace la piel los pómulos la calavera entera
El último aliento baja por el tronco
Se expande por el pecho y las extremidades
Queda sólo el aliento de lo que no existe
Cualquier alteración del paisaje será llamada resurrección
de lo increado
Autor: Niño sin ser
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