lunes, 14 de marzo de 2011

retrato

I.

camina en silencio. muy cerca de la pared.
tiene el semblante grave, sucio, parece una estatua de cera. unas lineas extrañas lo surcan y hacen de anteojos u ojeras, le marcan una mueca.
uno puede jurar una boca allí, esquiva, desagradable... detrás de la opacidad de los cristalinos, vestigios de inteligencia. cúmulo de historia, de experiencia, años de calle.
su cuerpo esta perfectamente adaptado a la vida moderna, sabe de la mugre, de la violencia, de las mínimas oportunidades de sobrevivir: esto de ser un bicho proletario...
se detiene bruscamente, recuerda que el pan se terminará pronto en su casa. vacila, se queda un instante alerta.
mueve apenas los músculos de su cuerpo, como si lo atrapara un leve suspiro, lo recorre un brusco temblor y despliega sus negrirojas alas, yergue las antenas y se pierde dentro de un departamento de la avenida cabildo a las ocho de la noche del sábado.
por suerte los humanos aún dejan las ventanas abiertas y la luz encendida.

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