lunes, 10 de enero de 2011

Perro dormido

Las líneas que atraviesan la magnitud de ahora
harán correlativa la cruz de tanta
memoria y tanto número y tanto cielo.
Grises estelas
forman un velo exactamente,
el volumen lo desprecia y así se sabe un bulto
tosiendo, su puño entre las dunas,
un bulto y su molde.
La caja del ascensor
metálica y esbelta,
la puerta señalada, su geometría hundida.
Lamer la madera como un perro amo de los nudos,
soltarlos en el sol,
arrastrarlos con el sol.
Perro amo, amo de todos los perros, entra
en el plano para desfallecerlo. Aquí una torre indica
que bajo ella no hay nada. Allí está tu lecho,
honda pluma en la que hay tantos ojos tatuados desprendiendo su aroma
en el vértigo de nombrar y ser nombrado
para no recordar más que los rieles de las letras apagando
la luz por la tierra que se aleja,
montada en una barca, navegando
por un río de símbolos que desemboca en tu lecho.

Autor: Swompka

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